El cocodrilo cacareó anunciando que era el último día,
el escritor borracho estaba, pero contestó al llamado.
Todos los escritores estamos destinados a morir el 23 de abril, sentenció.
Pluma en mano, tinta en venas preparó su alma,
la muerte entró por la ventana y le coqueteó,
espera mujer, escrito esto debe quedar, dijo mientras su verborrea lo apuñalaba lentamente.
Canto I, II y III fueron escritos en la última escena,
escena del drama lineal basado en la vida de un borracho y desdichado.
Es lindo morir un 23 de abril, escribió al final de la hoja......
Los escritores más allá del acto solo son mortales con un hermoso tormento,
enamorados eternos de la luna y la muerte son y por ello condenados son.
Todos los escritores están condenados a vivir y morir como si siempre fuese 23 de abril.
Dedicado a mi gran amigo Juanma Carvajal.
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