sábado, 11 de junio de 2016

Día 1


Me pregunto si aún me ama.
Si aún cuenta inocentemente las estrellas
o si todavía sueña con viajar dentro de una biblioteca.

Me pregunto si aún me recuerda.
Si piensas en las aburridas películas que solíamos ver
o si recuerda aquellas caras estúpidas que solíamos hacer en las aburridas noches.

Me pregunto si aún vive en aquella patria idílica,
esa que inventamos con un solo pretexto,
«en ella jamás dejaremos de ser uno».
De mi parte aún visito ese lugar,
solo que no me atrevo a buscarte.

Me pregunto si aún lee mis poemas.
Esos mismos que solía recitar de memoria por las mañanas
con un solo objetivo, hacerme reír,

Me pregunto si el tiempo es correcto.
Escribo esta epístola después de un día y una noche,
aunque en mi mente han pasado meses o quizá unos cuantos siglos.

Me pregunto si algún día me estrechará de nuevo.
Solo espero ese día, quizá mientras gastaré páginas,
algunas llenas de poemas para ella
y otras con grandes ensayos sobre su ausencia.

Es el día uno de dos eternidades por ella.



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