miércoles, 27 de abril de 2016

En algún anillo del infierno

Bailan tres demonios en el infierno, 
Es una ronda, la ronda de los condenados, 
El primero es un santo hereje, 
El segundo un violador casto
Y el tercero un trabajador perezoso.
El primero aúlla de dolor sin razón alguna, 
El segundo se quema sin parar 
Y el tercero es obligado a probar las parafilias de otros condenados, 
Los tres demonios que alguna vez fueron mortales experimentan dolores únicos, 
Placeres que lastiman de las maneras más adictivas y extrañas.
Un día una inocente niña llega a su ronda, 
Fuego, fuego y más fuego al rededor de los demonios, 
Demonios ansiosos por la carne fresca e inocente, 
El primero le pregunta a la niña el por qué de la visita
A lo que responde la niña vomitando ríos de sangre, 
El segundo más radical ataca con sus instintos salvajes, 
La niña responde arrancándole las partes genitales, 
El tercero mucho más cauto le da la mano y le ofrece bailar
A lo que la niña responde, bailad infelices a este compás, 
Bailad almas condenadas que aquí nunca saldrán, 
Cada paso que daba la niña sumía más en oscuridad a los demonios.
Ya en el punto más oscuro la niña dejó de divisarse
Y Lo último que los demonios escucharon fue:
Llorad condenados que de aquí no saldrán, 
Olvidad todo aquello que vivieron porque demonios son
Y demonios se quedarán, pagando por entregar su vida a mí, 
No confíen en lo que ven y repitan todo una y otra vez, pecadores asquerosos
Y fue así como los demonios bailaron por la eternidad infeliz,
Cantado maldiciones a aquella niña y rogando perdón para que se detuviera su sufrimiento.

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